Bebedores Magazine

Cervezas, fútbol, amigos, conversaciones: un pub irlandés

Pub nº 10: The James Joyce Irish Pub

Lo de colmar las expectativas es una frase hecha y dicha para que raramente se acaben cumpliendo los sueños. Muchas veces uno disfruta más de la expectativa que del resultado final. Ayer no, ayer casi todo fue verdaderamente perfecto.

A las 21:20 entramos por la puerta de The James Joyce Irish Pub. Con un frío invernal en el exterior importante, sus tripas te abrazaban. Desde el primer metro. Una barra más que aceptable, 4 teles con varios partidos diferentes, guiris por doquier y muy buen trato. Una manceba, émula de la nueva taradez Del Rosaliana nos atendía con amabilidad y prestancia.

Soy un amante de los detalles en este tipo de lugares. Las vidrieras que ocupan parte de los muros del pub son una caterva de las efigies de ciertos artistas (generalmente irlandeses) y un pequeño comentario sobre sus vidas y milagros: Joyce (claro está), Shaw, Keats, Swift… sin olvidarnos de ciertos toques singulares (Cela, Dalí, Kitty O’Shea…). Todo muy evocador.

Y un dato histórico a tener en cuenta. El hoy James Joyce, otrora Cafe Lion, reunió a personalidades de la enjundia de José Bergamín o de Valle Inclán (aquí tuvo lugar su última tertulia). Incluso José Antonio Primo de Rivera lo utilizó como centro de reunión de falangistas.

Hace tiempo que presumo de que somos un grupo de «cerdos» (creo que podría quitar las comillas) heterogéneo, como debe ser, pero con un punto homogéneo que nos hace estar de acuerdo en puntos esenciales. Quizás no en la expulsión de Cristiano Ronaldo o en dónde quedar para partir juntos hacia los pub. Pero sí en otras cosas. Si no no se explica que yendo 7 fuéramos tan metódicamente cuadriculados: 7 pintas de guinness y 7 hamburguesas de la casa. Ni en la mili.

A los socios de esta aventura que ya cumple el 20 por ciento se le sumó ese crack apodado Chuchi y que tanto sigue trabajando en la sombra para que Don Miguel cumpla su deseo de dormir entre dos grandes almohadas. Pero la cosa va despacio. Imagino que será el intrínseco romanticismo del caballero.

Por cierto, no me digan, que no es espectacular esta foto: si eso no es irlandidad, tenemos el concepto confundido.

No eran mucho más de las 23:30 cuando Rooney marcó el tercer gol de United que eliminaba al City de las semifinales de la Curling y la parte red del bar estallaba en un júbilo incontenible. El pobre seguidor del City, el del escueto y directo «Yes, yes. Fuck. Fuck» tras el tanto de Tévez terminó cenando su bol de patatas en una esquina, mientras sus rivales saboreaban su victoria.

Y es que un buen irlandés tiene que oler a balompié. No digo yo que a linimento, pero sí a emoción contenida. Tenía ayer la teoría de que si Nick Hornby hubiera estado en Madrid y el Arsenal jugara, éste sería su lugar elegido para verlo. Seguro. Otro punto para el Joyce.

Por cierto, entre Jesper Olsen, Preben Elkjaer, el Nápoles de Maradona, el gol de Baggio ante el Atlético con la Fiore, la Holanda de Cruyff, aquel partido en que el Ratón Ayala y sus compinches no pasaron del medio del campo, el talento de Boniek, etc… apareció el nombre de Carlos, a la sazón, hermano del ilustre Camilo y al que desearíamos ver cualquier día de éstos para conocerle y compartir anécdotas balompédicas además de ingestas líquidas, sólidas y hasta gaseosas.

Era la 1:30 cuando tras la quinta cerramos el pub. Un buen rato antes los Cajamadridenses se habían ido por puro sentido común (y más que nada para no seguir acumulando un historial juerguil, al menos en el caso del Míkel, que no firmaría ni Paquirrín).

Camino al hogar y su merecido descanso cometimos un grave error: acercar a casa al canario. El diablillo que todos tenemos varió nuestra ruta y nos acerco a Andrés Borrego. Con el coche parado a un metro del Destino, Del Rosal confirmó que no estaba ni la sombra de Laperro, por lo que apurando las últimas opciones acabamos en el nunca (de verdad, nunca) suficientemente alabado Padrao. 2 de la mañana. Copón + 2 platos de foto compuestos de jamón y queso (Don Miguel, Rodríguez, sé que vuestros gaznates tiemblan). Espectacular. Insuperable. Magnífico. Superior.

Eran pasadas las 3 cuando nos fuimos. A las 03:39 (fijome en la hora) me dio por reflexionar. La situación así lo merecía. Allí estaba yo, sentado en el sofá, con mi botella de 2 litros de agua que me acabé (así me he levantado fresco como una rosa hoy… si Fermín no es sabio, poco le falta) viendo a Obama en el discurso del estado de la Unión. Tanto subir-bajar de los palmeros que le rodeaban en el Capitolio anunciaba el triste desenlace: la sobada.

Y digo triste, porque la reflexión empezaba a centrarse en lo afortunados que podemos sentirnos de formar un grupo de amigos tan cojonudo. La noche del 10 se acabó. Y rondó la perfección. Algo así se apresurarían otros a llamar felicidad. Paso de mariconadas. Ustedes no me lo perdonarían. Pacto entre caballeros creo que lo llaman.

28 enero, 2010 Posted by | Uncategorized | , , , , , , , , , , , , , , , , , | 9 comentarios